Un libro para padres, maestros, psicólogos, estudiantes | ... |
Autora: Virginia M. Axline
I. DATOS GENERALES
Nombre
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Dibs
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Sexo
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Masculino
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Edad al iniciar la terapia
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5 años
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Edad al finalizar la terapia
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6 años
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Padre
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Científico
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Madre
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Médico Cirujano
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Tiempo de asistir a la
escuela
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2 años
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Terapeuta
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Virginia M. Axline
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Tipo de terapia
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Terapia de juego
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II. DESCRIPCIÓN DE LA FAMILIA Y
SUS MIEMBROS
La familia nuclear de Dibs está conformada por su padre, su madre y hermana menor, Dorothy; también la abuela es
una persona relevante en la vida de Dibs aunque ella no vive con él.
MIEMBRO
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DESCRIPCIÓN
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Los padres
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La
madre
de Dibs es médico cirujano por profesión, sin embargo dejó de ejercer
como tal en el momento en que Dibs
nació. El padre
de Dibs es científico, es, según su esposa, un hombre distante y sensible y
es reconocido por su inteligencia. Ambos padres percibieron el nacimiento de
Dibs como un cambio inesperado en los planes que tenían como profesionales y
el acercamiento emocional con Dibs fue muy complicado desde el principio de
su vida.
Ambos
padres son bastante racionales y le dan mucha importancia a la inteligencia y
uso de la razón; raramente expresan sentimientos y cuando finalmente se
permiten aceptar que están asustados y tristes por el comportamiento de Dibs
y rompen a llorar la madre expresa “resultaba
un alivio que podíamos ser humanos y que podíamos fracasar y admitirlo”.
Dibs
hace ver en las diferentes sesiones que la relación con sus padres es
complicada, hostil y agresiva. Desde la primera sesión indica que no le
gustan las puertas cerradas para poco a poco dejar ver que es una forma de
castigo que utilizan sus padres, además hay gritos, especialmente, por parte
de su padre, producidos por la frustración de no saber cómo tratar a Dibs y
cómo interactuar con él.
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La hermana
Dorothy
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Dorothy, la
hermana menor de Dibs, es un año menor que él y su madre la describe como una
“criatura perfecta”. Debido a la mala relación entre ella y Dibs, Dorothy
vivía en un internado cerca de la familia y llegaba sólo durante los fines de
semana y durante las vacaciones.
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La abuela
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La
abuela de Dibs vivió con la familia durante el primer mes de vida de Dibs y
los visitaba una vez al mes durante los siguientes tres años. Dibs tiene una
buena relación con su abuela. Según la mamá relata, él se calma cuando ella
está cerca y la extraña cuando no lo está.
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III. ANTECEDENTES
Los padres de Dibs cruzaban por una época exitosa en sus carreras
profesionales, de pronto la madre concibe a Dibs y se estropean los planes y
sus vidas.
Virgnia Axline, la autora del libro, realiza una detenida descripción de
lo que reveló la madre en aquella entrevista que permitió entender muchos de
los comportamientos de Dibs.
¡No te detengas! te asombrarás de leerlo...
La madre expresó que el embarazo fue muy difícil porque estuvo enferma
la mayoría del tiempo, su esposo resintió la concepción al igual que ella. El
esposo empezó con más frecuencia a no llegar a casa, enterrándose en su
trabajo. Ella decidió renunciar a su profesión.
Además, cuenta la madre que desde el momento en que nació Dibs era
diferente, lo describe como alguien feo y grande: ‘’¡una cosa tan grande, tan informe!’’, agregando
que la rechazó desde que nació porque se ponía tieso y lloraba siempre que lo
cargaba, tratando de mirarlo.
Conforme crecía Dibs, los padres lo etiquetaron como un débil mental y
sospechaban que padeciera de esquizofrenia o autismo. Ellos se sentían
avergonzados y humillados por tal suceso, motivo por el que se alejaron de los
círculos sociales y cambiaban su identidad cuando acudían con profesionales
para tratar el ‘’problema’’ de su hijo.
Antes de que Dibs llegara con Virgnia Axline, su terapeuta, los padres
lo llevaron con un Neurólogo y un Psiquiatra. Este último les indicó que Dibs
no era un débil mental ni psicótico ni dañado cerebral; sino el niño más
rechazado y más hambriento emocionalmente que había visto en su vida. La madre
describe esta experiencia como traumatizante.
Por otro lado, a pesar de que los padres percibían a Dibs como alguien
‘’diferente y extraño’’ la madre sumaba sus esfuerzo para brindarle enseñanzas
a su hijo: le leía cientos de libros, mientras se escondía debajo de la mesa,
le hablaba constantemente explicándole todo lo que había a su alrededor. La
madre indica que hacía todo esto con el fin de probarse a sí misma que él podía
aprender, pero a la vez Dibs estaba siendo presionado y sometido a pruebas
interminables que lo enfrentaban al rechazo y a las dudas. La autora del libro
explica:
‘’Cuando se fuerza a un niño a
probar que es capaz, los resultados suelen ser, a menudo, desastrosos. Un niño
necesita amor, aceptación, comprensión…’’
IV.
ACCIONES Y DESCRIPCIONES – ¿CÓMO LO VEMOS COMO PSICOTERAPEUTAS?
¿Cómo era
Dibs? ¿Cuáles eran sus comportamientos?
Al principio no hablaba para nada, algunas veces se
quedaba sentado, mudo e inmóvil toda la mañana, o se arrastraba por el piso
del salón de clases, ajeno a los otros niños o a su maestra, nunca veía a
nadie directamente a los ojos, ni respondía cuando alguien le hablaba. A
veces protagonizaba unos grandes berrinches, se escondía debajo de las mesas,
detrás del piano, mirando libros todo el tiempo o se arrinconaba en una
esquina del salón, agachado, con la cabeza baja, lo brazos cruzados
apretadamente sobre el pecho; en ocasiones se mecía de atrás para adelante y
se mordía el costado de su mano o se chupaba el pulgar, era un niño
solitario.
Había algo peculiar… Dibs no utilizaba el pronombre
‘’yo’’, solía hablar en tercera persona, por ejemplo: ‘’te quitarás tu abrigo
y tu sombrero’’ refiriéndose a él mismo. Aprovechando el ejemplo, Dibs no se
quitaba sus accesorios, siempre requería de ayuda de las maestras o la
terapeuta.
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Las sesiones de terapia de juego empezaron… en el
transcurso Dibs fue revelando otros datos interesantes de su comportamiento, lo
que permitía ir armando el rompecabezas.
¿Cuál es nuestra percepción?
Pues bien… los juegos de Dibs reflejaban un conflicto en casa al tomar
seguidamente la casa de muñecas. El protagonista de sus frustraciones era su
padre y la presión que había ejercido la madre sobre él también le provocaba
rabia. La hermana no estaba fuera del conflicto, en repetidas ocasiones Dibs la
mencionó y hablaba de ella de forma displicente.
En la terapia de juego Dibs se convertía en un niño poderoso que podía
tomar a papá y ejercer fuerza sobre él: le pegaba, lo enterraba, lo mataba, le
gritaba… lo que nunca podía hacer en casa. Además, no era una simple figura la
que representaba a papá, era un ¡Soldado!
También tuvo el gusto de encerrar a sus padres e imaginar que los
quemaba, experimentó hacer daño a su ‘’hermana’’ y en distintos juegos triunfó
como el niño fuerte y vengativo.
El juego le permitió expresar sus emociones y frustraciones, tuvo el
placer de acabar, en lo posible, con el resentimiento que le acechaba. Sintió
placer de hacer y decir lo que quisiera sin limitaciones. Tuvo la oportunidad
de dirigirse a sus figuras parentales con desprecio por el rechazo que había
experimentado en diversas ocasiones.
El juego no se quedaba ahí… después de disfrutar la venganza surgían
episodios donde era capaz de mostrar actitudes generosas hacia sus padres: desenterraba
al papá y salvaba a los padres de ser quemados. Era evidente que Dibs tenía
sentimientos ambivalentes hacia ambos y después de descargar la frustración se
sentía capaz de ‘’salvarlos’’, en algunas ocasiones no lo hacía, en otras le
era difícil pero hubo momentos en que ejerció ese sentido de perdón hacia ellos.
Definitivamente, Dibs no era un niño débil mental, era un niño que desde
que nació no experimentó el contacto físico y menos aún el calor humano. Fue
abastecido de objetos materiales y presiones intelectuales, fue apartado de su
propia familia al encerrarlo entre cuatro paredes (era clara la ansiedad hacia
las puertas cerradas) y por ende se refugiaba en una concha que lo protegía del
peligro, nos imaginamos a Dibs con un letrero constante en su mente que dice
‘’estoy en peligro’’, ante ello era natural que se apartara del resto y
reaccionara de forma tan ‘’extraña’’. Enlazado a ello, cuando logra expresar lo que
realmente sentía es el momento preciso para poder expresar su yo verdadero.
V.
CURSO DEL TRATAMIENTO - ETAPAS DEL TRATAMIENTO
La terapeuta inicia
asistiendo a una reunión con el personal del centro educativo al cual Dibs
asiste. En esta reunión, ella recaba información importante acerca de la
conducta del niño y de la percepción que las personas que trabajan directamente
con él tienen de él. Luego de esto, la terapeuta asiste a su salón de clase
para observarlo y posteriormente lo lleva, dentro del centro, a la que será su
primera sesión en un cuarto de juegos, que en este caso es el cuarto de juegos
de la escuela.
Luego de esto
la terapeuta tiene una sesión con la madre donde le explica cómo será el
procedimiento para tratar a Dibs por medio de la terapia de juego, especifican
el horario, lugar y condiciones bajo las cuales se realizará el trabajo con él.
Posterior a
esto inició
el tratamiento en el Centro de Guía Sicológica Infantil, donde no se
realiza ningún tipo de evaluación sino que, desde el primer momento, la
terapeuta le permite al paciente jugar en el cuarto de juegos bajo la terapia
de juegos no directiva, donde se dedica a reflejar lo que Dibs hace o dice y
por medio de lo cual él va, poco a poco fortaleciendo su yo.
Mientras se
va llevando a cabo la terapia de juego, la terapeuta tiene una sesión con la
madre de Dibs, solicitada por ésta última donde ella finalmente le expresa sus
emociones y pensamientos respecto a Dibs, en esa parte, la terapeuta no busca
indagar más allá de la información que la madre brinda y no da mayor
información respecto a los avances que ella ha observado, está más bien
interesada en lo que la madre haya podido percibir del niño y su
comportamiento.
Más adelante
también se reúne con las maestras de la escuela de Dibs donde ellas le cuentan
del gran avance que han podido notar en Dibs y de cómo ha cambiado a lo largo
de las semanas en que el tratamiento se ha llevado a cabo. Posterior a este
encuentro Dibs y la terapeuta tendrán únicamente cuatro sesiones más.
A lo largo de
todas las sesiones, la terapeuta mantiene los ocho principios básicos de la
terapia de juego permitiendo que sea Dibs quien marque la pauta y guíe las
diferentes sesiones que van teniendo juntos. Durante todas ellas se va viendo
cómo Dibs pasa de ser un niño con dificultad para comunicarse con el mundo
exterior y expresar sus sentimientos a ser alguien que puede expresarse y
relacionarse con los demás encontrando su propia identidad.
La última sesión se da luego de meses de vacaciones; en ella, Dibs regresa mucho más
tranquilo, extrovertido y feliz. Actuando con espontaneidad y sabiendo que éste
sería su último encuentro. En esta sesión Dibs se despide del cuarto de juegos,
deja a un lado el biberón y se despide de los juguetes que lo acompañaron en el
proceso de encontrar su yo; nuevamente esta sesión es dirigida por el niño y la
terapeuta se limita a reflejar lo que él va haciendo, respondiendo a sus
preguntas y sin indicar, en ningún momento, qué es lo que él debería hacer.
VI.
EL TERAPEUTA Y SUS TÉCNICAS
La terapia de juego trabaja sobre la base de permitir al niño expresar sus extralimitaciones (o romper las
limitaciones) en una habitación con juguetes que le faciliten crear e
interactuar con el pequeño universo que él cree en su juego. El trabajo de
Virginia Axline con Dibs se fundamentó, a grandes rasgos, en esa libertad de expresión. Sobre esto, ella
dice:
‘’Yo quería que él trazara el camino, yo lo seguiría (…) él marcaría el
paso en esa habitación y yo reconocería sus esfuerzos para establecer una
comunicación mutua con alguna base concreta’’.
En general, al dejarle la iniciativa de hacer cualquier acción a una
persona, ésta va a seleccionar aquello dentro de lo que siente mayor seguridad.
Si se le corresponde a sus acciones con sorpresa o alabanza podría ser
interpretado como indicación de la ruta que él debiera tomar y cerrarse así
otras áreas de exploración.
La interacción entre Axline y Dibs fue dirigida a evitar llevar al niño
por canales de comunicación que involucraran alabanza, sugestión o preguntas.
Por el contrario, quería potencializar su desenvolvimiento mostrándole que era
una persona compuesta por muchas partes que, al mezclarse, le daban la
capacidad y habilidades necesarias para poder sortear por sí mismo sus
obstáculos, asumiendo completa responsabilidad de asumir la iniciativa al
relacionarse con otras personas.
Una de las primeras estrategias de intervención, siempre en la línea de
hacer al niño responsable de sus propias riendas, fue enfocar su atención hacia
usar el pronombre ‘’yo’’, debido a que Dibs solía alternar demasiado seguido
con referirse a sí mismo en tercera persona. Esto lo hacía con la siempre
presente técnica, fundamental de esta modalidad, de reflejar todo lo que el
pequeño diga y/o haga.
Además de sus intervenciones, Axline fue firme en mantener el encuadre
de la terapia. En la gran mayoría de sesiones, los últimos 5 minutos tuvieron
un papel relevante en la conducta de Dibs. En un inicio, luego de encariñarse
con el cuarto de juegos, el niño intentaba cualquier estrategia para extender
la hora. Luego se adaptó y comprendió que cuando se terminaba el tiempo, él
debía regresar a casa. Axline mantenía esta disciplina para ayudar a que Dibs
obtuviera la sensación de seguridad al tener limitaciones predecibles, sólidas
y reales.
En contraste, en una de las primeras sesiones, Dibs se mostró
particularmente frustrado al llegar a encontrarse con que unos juguetes que
había dejado posicionados, ahora ya no estaban ahí. Axlein debatió usando argumentos
racionales, principalmente el de que ella en ningún momento le prometió
procurar que las figuras se quedaran en su lugar. Esto fue chocante, aunque
bien recibido, y fue hecho a propósito
con la intención de demostrarle que ninguna parte del mundo es estática o
controlable.
El que a Dibs no le agradara cerrar las sesiones era un punto a tratar
por Axline debido a que ella dice que ‘’el valor de cualquier experiencia
terapéutica satisfactoria (…) depende del equilibrio que se mantiene entre lo
que se trae a las sesiones y lo que se lleva’’. Por eso, tuvo el propósito de
dejar claro que cada hora semanal era un evento dentro de su existencia que no
debe opacar ninguna otra experiencia durante el resto de la semana.
La comunicación entre Axline y las personas allegadas a Dibs (padres y
personal educativo) fue limitada a iniciarse por estos últimos, con la idea de
mantener la objetividad de la investigación; Axline quería recibir información
sin solicitarla, porque recibirla como respuesta a sus preguntas únicamente
comprometería a las personas involucradas y a ella en la terapia del niño. Con
este estilo pasivo evitó hacer interpretaciones demasiado pronto o hurgar en
demasiado detalles que pudieran resultar restrictivos para la evolución del
caso.
En
general, la técnica de la terapeuta fue orientada a la eficacia valiéndose
del reflejo y de permitir a Dibs hacer lo que quisiera para tomar
responsabilidad de sí mismo. Esto no quiere decir que su lado humano no
reluciera y fuera a veces un motivo para auto-cuestionarse. Por ejemplo, las
ideas que venían a su mente cuando veía a los padres de Dibs le hacían
tambalear sobre la objetividad con la que veía el caso, pues le era fácil
inclinarse a favor del pequeño y hasta pensar en consolarlo emocionalmente en
una sesión (algo que definitivamente no llevó a cabo porque hubiera
involucrado emociones en el cuarto de juegos y eso solamente hubiera
resultado en una carga emocional adicional para él).
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VII.
CONCLUSIONES
El cambio en Dibs se debió a que aprendió a ser él
mismo, conociendo y creyendo en cada
parte de su personalidad, liberándose del peso emocional que se veía obligado
a cargar.
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La
terapia de juego permite que el niño exteriorice un pequeño mundo que lleva
dentro (‘’Todo esto es para ti,
diviértete (…) Diviértete, nadie te va a lastimar’’) que normalmente está
guardado por barreras que vienen de fuera, como normas en casa o relaciones
dificultosas con los padres.
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El
trabajo con niños puede alterar las emociones del terapeuta debido a la
facilidad con la que se pueden crear contratransferencias, y Virginia Axline
no fue inmune a tener pensamientos en la línea de consolar a Dibs al verlo distante y afectado emocionalmente.
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Es muy
fácil pensar en que la respuesta para mejorar la vida de un niño puede ser
‘’arreglar’’ a los padres, pero en ocasiones la mala interacción entre un
niño y ellos puede ser un círculo vicioso en donde lo desadaptado del pequeño
origina la tensión en los papás y esta tensión alimenta la desadaptación del
niño. Por tanto, concentrar el trabajo en que el niño maneje sus
extralimitaciones en un ambiente controlado, como un cuarto de juego, será el
mejor primer paso para que haya un cambio en su vida.
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A veces
cuesta comprender el porqué de la forma de actuar de algunos padres. Este es
un juicio que debe mantenerse a raya mientras se trabaja con el niño, porque
así como pudo sucederle a Axline, hacer un sobre-análisis de ellos puede
afectar la arbitrariedad del trabajo.
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Cuando el
terapeuta respeta y acepta con dignidad a los padres, estos pueden ser
bastante expresivos porque saben que no se les va a criticar o culpar.
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La
terapia de juego hizo en Dibs más que mejorar su forma de relacionarse con
otras personas; el niño en realidad y sinceramente cambió su perspectiva de
la vida, catalogándola de hermosa y maravillosa, disfrutando los días ‘’tan
hermosos’’ que le tocaba ahora vivir.
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